5 de febrero de 2024

RELATOS GANADORES DEL CONCURSO LITERARIO DE SAN JUAN BOSCO 23-24

 

Mi padre siempre fue una persona de carácter fuerte, agresiva, y además, alcohólico. Su padre era igual que él, por lo que entiendo que fuera así...Pero, ¿por qué mi padre no quiso cambiar? ¿Acaso hay personas que están destinadas a ser como son y no pueden cambiar?

Por otro lado, mi madre no se dejaba llevar por sus emociones. Ella era una persona amable, cariñosa, bondadosa, disciplinada, inteligente, y otras muchas cosas que nadie en este mundo podría llegar a ser... Sin embargo, ¿sirve de algo ser bueno? Cuando tu vida termina, ¿acaso todo lo que fuiste e hiciste importa?, ¿acaso alguien te recordará?

En un día gris, frío y lluvioso, a la edad de 11 años, estaba en casa y bajé las escaleras. Recuerdo que estaba escuchando mi música favorita mientras hacía los deberes, tan difíciles, de matemáticas que mi profe mandaba cada día para casa. Por una parte, estaba feliz, porque siempre agradecía lo que mi madre me daba y hacía por mi: un techo bajo el que vivir, comida, tiempo conmigo, ayuda con los deberes...Pero ese día me dijo que no podía ayudarme. Por otra parte estaba triste y enfadado, ya que odiaba que mis padres siempre discutieran y también odiaba ser tonto, porque nunca fui un chico de buenas notas, y temía que cuando creciera no consiguiera un buen trabajo, como fue el caso de mi padre.

El caso es que bajé las escaleras porque aun con los cascos puestos, oí unos ruidos fuertes que provenían de la cocina. Una vez abajo, me quedé anonadado, en shock. Mi mente no podía procesar lo visto en ese momento: mucha sangre esparcida por el suelo, con un cuerpo que parecía el de mi madre, y mi padre con un cuchillo en la mano y lleno de sangre. Me empezaron a salir lágrimas de los ojos, pero lo que pasó después de esto me dejo aún más trastornado: “Lo siento mucho, Marcos...Por todo” y mi padre se suicidó delante de mí.

Odio mi vida, odio que la gente no pueda cambiar, o que no lo intenten... Odio estar condenado a sufrir por otras personas. ¿Acaso merezco este sufrimiento? Creo que va siendo hora de descansar de una vez por todas.


DANIEL CARVAJAL, 1º BACHILLERATO.

 

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