El pasado febrero, una
vez realizados los exámenes de la segunda evaluación, 51 alumnos de nuestro
instituto disfrutaron de un maravilloso viaje que seguramente nunca olvidarán.
Acompañados de tres profesoras y una guía que no se separó de nosotros en todo
el viaje, pudieron visitar en Roma,
el Coliseo, donde tuvimos la suerte de encontrarnos con Mariano Rajoy, que
amablemente se fotografió con el grupo, los foros romanos, el Arco de Tito y de
Constantino, la Columna Trajana, el
Panteón con su impresionante cúpula, el monumento a Víctor Manuel II, primer
rey de la Italia unificada, donde se haya además la tumba al soldado
desconocido con su llama eterna, la Plaza de España, las bellísimas pinturas de
Andrea Pozzo en la Iglesia de San Ignacio con sus perspectivas ilusionistas, el
grupo escultórico del Éxtasis de Santa Teresa de Bernini en Santa María de las
Victorias, la bella fachada de San Carlos de las cuatro fuentes de Borromini,
la Piazza Navona y la Iglesia de San Inés, y por supuesto la famosa Fontana de
Trevi. Toda una mañana la dedicamos al Vaticano, visitando la Basílica de San
Pedro y los Museos Vaticanos con la impresionante Capilla Sixtina, donde no
cabía ni una mosca. Pero no todo fue arte en Roma, también disfrutamos de la
gastronomía y de la sabrosa pasta italiana en el restaurante Miscelánea, junto
al Panteón. Había que reponer fuerzas
tras las intensas caminatas y Pascuale
nos trató como clientes vip, poniendo la
guinda a su rica comida con su simpatía y buen servicio.
El domingo, después de
visitar el Vaticano, ya por la tarde, salimos hacia Florencia, una ciudad donde se respira humanismo y alejada de la
grandes proporciones de Roma. Nuestro hotel se hallaba en una hermosa plaza
renacentista, junto al Hospital de los Inocentes. Visitamos el Duomo, el museo
de la Academia y la Galería Uffizzi, el puente Vecchio, el mercado de San
Lorenzo, el exterior de Santa Maria Novella y aún sobró tiempo para hacer compras. Por la
noche disfrutamos de la discoteca acompañados de dos de las profesoras. Al día
siguiente, camino de Venecia paramos en Pisa
para visitar el conjunto románico y disfrutamos de unas magníficas pizzas.
En Venecia pudimos disfrutar de la ciudad en pleno esplendor, pues
eran carnavales y la bella arquitectura
se dejaba acompañar de personajes sacados de otra época. Llegamos en vaporetto,
paseamos en góndola, visitamos San
Marcos, el puente de los Suspiros, el Gran Canal, el puente Rialto, visitamos un
taller de cristal de Murano y, por supuesto, compramos máscaras venecianas. Por
la noche aún nos quedaron fuerzas para bailar y divertirnos. Llegábamos al
final de nuestro viaje, pero camino del aeropuerto de Bérgamo aún dio tiempo
para visitar la bella Verona, la
casa de Romeo y Julieta, el anfiteatro romano (La Arena de Verona), y sus
coquetas calles. Trámites en el aeropuerto, siempre con la ayuda inestimable de
Ana Ruth, nuestra excelente e incansable guía y aterrizaje en Zaragoza, con la
pena de haber finalizado el viaje de nuestra vida. Seguro que en un futuro
repetiremos. ¡Viva Italia!