El jueves 2 de Mayo tuve la oportunidad de
poder asistir a las “I Jornadas
internacionales sobre tecnología móvil e innovación en el aula” organizadas
por la Universidad de La Rioja y La Consejería de Educación. Como ya podréis
deducir de su nombre, el objetivo de las Jornadas era reunir expertos de
diferentes puntos de España y de otros países para compartir ideas,
experiencias y opiniones en torno a la introducción de las nuevas tecnologías y
dispositivos móviles (TIC de ahora en adelante) en el aula.
Tras la conferencia inaugural,
las Jornadas arrancaron con una Ponencia plenaria por parte del Dr. Pere
Marqués, un reconocido docente e investigador en el campo de la innovación
tecnológica educativa. Fue un placer escucharle, especialmente por ser yo un
joven docente, lleno de ilusión que también va a empezar un proyecto de
enseñanza digital, pero al que aún le queda mucho que aprender. Tan encantada e
inspirada quedé al irle hablar que quiero haceros a todos un poco participes de
lo que allí se dijo.
Probablemente algunos pensareis,
¿para qué se necesita introducir las TIC en el aula si nuestros chicos son ya
nativos digitales e incluso son más diestros que nosotros con las nuevas tecnologías?
Pues os diré, que sí, que pueden saber usar las TIC, pero sólo saben usar de
ellas aquello que les interesa. Es deber de los adultos, y especialmente de los
profesores, adiestrarles en el uso racional de las TIC. La introducción de dispositivos
móviles en el aula no debe hacerse nunca como parte de una moda, pues el uso de
las TIC por sí sólo no va a garantizar un mejor aprendizaje o una menor tasa de
abandono escolar. El uso de las TIC en el aula implica que el profesor debe
tener a la hora de usarlas una actividad bien diseñada, con unos objetivos
claros a cerca de lo que quiere conseguir y unos criterios de evaluación de la
actividad que incluirán evaluación de contenido teórico y de destreza
tecnológica. Además, el profesor debe ser consciente de los posibles riesgos y evitarlos
antes de que se produzcan. Vamos, pensareis como pensé yo, ¡es más fácil seguir
enseñando por el método tradicional que con las TIC!
¿Por qué pensar entonces, con
toda la complejidad que conlleva, en introducir dispositivos móviles como smart
phones o tablets en el aula? Pues quizás la principal razón hay que buscarla en
ese 30% de abandono escolar que todavía seguimos teniendo en España. El fracaso
escolar implica que algo falla, y la razón podría estar en que lo que se enseña
en el aula cada día se va distanciando más de lo que se vive en la calle. Como
dijo otro ponente “Estamos enseñando en blanco y negro, cuando en la calle se
vive en color”. Desde mi punto de vista, y también el de muchos de los
ponentes, las clases ya no pueden seguir siendo un lugar donde el profesor es
el protagonista, el transmisor de contenidos y el alumno es un mero receptor
pasivo que recopila contenidos y los memoriza. ¿De qué ha servido a algunas
generaciones anteriores aprender la lista de los reyes Godos o de todos los
afluentes del Tajo de memoria? La Educación debe evolucionar con la sociedad y
una de las propuestas que más se discutió en estas jornadas fue el cambio hacia
la Enseñanza Bimodal. Y ahora dirán, ¿la Enseñanza qué? Se trata de un nuevo
modelo que defiende que el alumno adquiera cada vez más protagonismo en el
aula, y que el profesor se vaya transformando en el observador, en el guía que
deja libertad al alumno para investigar, crear productos, desarrollar proyectos;
y finalmente en el asesor de todas esas acciones, mostrando al alumno en qué y
cómo puede mejorar. El alumno se convierte en buscador de recursos, en
profesor, en investigador, creador o periodista: elabora sus propios materiales
digitales, los edita, los muestra a sus compañeros, los evalúa, y lo más
importante, ve que es capaz de hacer cosas y de desarrollar autonomía y opinión
propia, juicio crítico, etc.
No sé qué opinarán ustedes, pero
a mí sí me gusta la idea. Ahora bien, el problema es llevarla a la práctica. La
implantación de la Enseñanza Bimodal no será posible sin un cambio real del
currículo, y un cambio en la manera de evaluar (no se puede enseñar a través de
las nuevas tecnologías y examinar por medio de obsoletas pruebas memorísticas
como las que aún se usan en el aula y las que la LOMCE plantea implantar).
Tampoco será posible desarrollar este modelo sin un profesorado bien formado,
dispuesto a desarrollar materiales, actividades y proyectos significativos, y
esto nunca será posible si el profesorado no cuenta con el apoyo de la Sociedad
y las instituciones Educativas.
Sin más, me despido. Espero
haberles sabido transmitir al menos un poco de la ilusión que yo tengo, de la
ilusión con la que defiendo crear una educación en COLOR, adaptada al mundo en
qué vivimos.
María Gómez
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