MARINA Y SU ÍNCREIBLE SÁBADO
Marina se despertó un día, como normalmente hacía.
Siguió su rutina matutina de sábado, hasta que llegó la hora de la comida.
Resulta, que Marina se había inscrito para poder
entrar en el equipo femenino de fútbol, hacía ya dos semanas.
Entrenó durísimo hizo tantos ejercicios, que ya no
tenía más que hacer. Sus padres, la observaban, veían todo el esfuerzo que dedicaba.
Solía hacer un pequeño “descanso”, haciendo toques.
Era una futbolista inconcebible. Era alucinante la ligereza
con la que manejaba el balón, parecía magia.
Comenzó a cambiarse de ropa y a ponerse su futura
equipación.
Quedaban diez minutos para que las pruebas
comenzasen y ella, empezó a calentar con las piernas y pulso temblorosos.
Ejercicios aquí, ejercicios por allá.
Las pruebas transcurrían y a Marina la seguían sin
llamar.
La llamaron y procedió a hacer lo que le mandaban.
Cuando llegó la parte de “sprintar”, se emocionó, ya
que era lo que mejor se le daba.
Corrió como si la vida le fuese en ello.
Mientras los entrenadores comprobaban su resistencia
de carrera, se retorció el tobillo. Lo dejó pasar. Las pruebas terminaron y
sentía un fuerte dolor, pero le siguió sin dar importancia.
Los resultados de la prueba se los dirían la semana
siguiente.
Se fue a casa y advirtió a su madre de inmediato de
lo ocurrido, para recuperarse lo antes posible. Juntas fueron fue al médico.
¡Un mes de reposo!
Marina, no podría repetir las pruebas, ya que le
habían diagnosticado una fisura en el tobillo.
Realizó rehabilitación intensiva para poder
recuperarse e intentar realizar las pruebas.
A la semana siguiente y sin consultar al médico ni a
sus padres, tomó la peor decisión de su vida; ir a aquellas esenciales pruebas
para ella.
Como no, empezó a jugar y obviamente seguía con
molestias hasta que de repente jugando el partido cayó al suelo con todavía más
dolor que la anterior vez y gritó: “Odio visceralmente el fútbol”
Tuvo que ir al hospital de inmediato y contó la
situación en la que estaba.
El doctor y su madre comentaron que debía dejar el
fútbol durante un periodo de tiempo muy largo, necesitaba reposo absoluto.
Pasó el tiempo, la lesión pasó y en ese paréntesis, Marina
decidió no volver a pisar un campo de fútbol. Esta decisión la tomó por sí
sola; no dejó que nadie cambiase su idea ni que nada le hiciera sentir tan
estresada como para estar perdida si no lo conseguía.
Dejó su pasión, su motivación y su estilo de
vida…hasta entonces.
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Lía Ezquerro 1ºA
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