Este estudio demuestra
que, con gran probabilidad, el autor del Lazarillo de Tormes es Bernardino
Illán de Alcaraz. Se trata de un hijo del secretario de los Reyes Católicos,
Isabel y Fernando, canciller de la Universidad de Toledo y canónigo de la
catedral de dicha ciudad. Es, además, miembro de una conocida familia de judeoconversos.
Muy cercano a las
ideas erasmistas, como podemos apreciar en el perfil de los profesores de la
Universidad que regenta, se trata de un heterodoxo que sufrió la persecución
del arzobispo de Toledo, Juan Martínez Silíceo. Además, partidario de las
comunidades, vio cómo su familia pagó
caro su enfrentamiento con Carlos V, perdiendo el título de condes de Cedillo.
Se encuentra
enterrado en la Iglesia del Salvador – nombrada en la obra a través de su
título como arcipreste de San Salvador- muy cerca de una pilastra visigótica donde
aparecen representados el milagro del ciego y la resurrección de Lázaro.
El nombre de
Lazarillo, por otra parte, encubre su propio nombre: Bernardino
Illán de Alcaraz.
Y, entre otras
pruebas, se aportan dos sustanciales: el aludido en la obra conde de Arcos es
su sobrino carnal; y el continuador de
la segunda parte, Juan de Luna, es también familiar –sobrino bisnieto suyo-.
Dicha continuación reconoce, por otra parte, que sus tías recitaban partes
enteras de la obra, por ser muy probablemente conocedoras de la autoría de la
obra, de su tío Bernardino Illán de Alcaraz.
Estos elementos y
otros que se señalan en el estudio indican que, con gran probabilidad, el autor
del Lazarillo de Tormes fue este curioso personaje que apenas pudo ver
publicada su obra, pues poco después de salir de la imprenta falleció. El hecho
de que no publicara ninguna otra obra literaria
ha dificultado enormemente su identificación como autor de la genial
obra que inaugura el género de la novela picaresca en nuestro país.
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