Era un día cualquiera en la vida de Michael Afton, Mike para los
amigos. Desayunó lo mismo de siempre: leche con galletas y un café recién
hechito. Esa noche se había acostado temprano debido
a que empezaba su nuevo turno de noche en la pizzería Freddy’s. El horario era
de doce de la noche a seis de la mañana. Estaba nervioso, pero no por ser su
primer día, no, sino por el aura de desgracias que envolvía aquel lugar y su
legado.
Todo comenzó cuando el padre de Mike, William Afton y un amigo suyo decidieron
crear una pizzería con robots de animales para entretener a los niños. Así
crearon Fredbear’s Family Dinner, donde ocurrieron dos graves sucesos: la
desaparición de cinco inocentes niños y la muerte del hermano de Michael, el
cual murió aplastado por las fauces del animatrónico después de que uno de sus
hermanos lo metiera allí con la ayuda de sus amigos. Mike recordaba sus
lágrimas cayendo a sus pies al enterarse de la noticia como si hubiera sido
ayer, pero la realidad es que había ocurrido hace nueve años. Pasaron más cosas
pero Michael volvió en sí y no le apeteció seguir recordando, y se dio cuenta
de que tenía cosas que hacer.
Y de repente llegó la noche, como siempre de negro ella, y el joven se
dirigió al recinto, que le esperaba con
los brazos abiertos, pero de manera sospechosa. Entró y se sentó en la silla
que estaba en la oficina de seguridad. Siempre le pareció extraño que hubiera
una puerta a cada lado. Se giró hacia la taquilla y se puso el uniforme de
guardia. Aún quedaba una hora para que empezara el turno, así que se dirigió al
escenario principal a ver a sus viejos “amigos” los animatrónicos.
Allí estaban. Quietos, sin hacer ruido. Aunque le dio la impresión de
que le seguían con la mirada. Freddy el oso, Bonnie el conejo y Chica el pollo
estaban allí, como aquel día. Pero quedaba otro. Foxy el zorro estaba aparte,
en la cueva del pirata, en la cual había un cartel en el que ponía “Fuera de servicio“, aunque Mike sabía que estaba en
perfecto funcionamiento. Quedaban diez minutos, así que se dirigió a la
oficina. Fue encendiendo el ordenador, porque esos trastos tardaban un copón en
encenderse y se sentó de nuevo, esta vez a comerse la hamburguesa del Mc
Donald’s que se había comprado antes de llegar.
Y todo empezó. Comenzó a mirar las cámaras de seguridad para comprobar
que Freddy y compañía seguían allí. Y de repente, en el silencio de la noche…
Ring. Ring. Sonó el teléfono
─ ¿Hola?¿Hola?¡Hola!, bienvenido a tu primer día en Freddy’s Fazbear
Pizza. hmmm, debo aclararte un par de cosillas para que sobrevivas, je je…
Bueno, ehhh, los animatrónicos tiene prohibido andar por el día, puesto que
podrían dañar al público, por lo que les dejamos andar por la noche. Si ves que
están de más de agresivos, cierra las puertas, pero no te pases, la energía es
limitada. Bueno, con eso será suficiente. Suerte y hasta mañana.
Michael colgó y suspiró. Miró
las cámaras otra vez y descubrió que Bonnie, el conejo, se había ido a estirar
las patas. Y entonces escuchó un ruido a su izquierda…Era Bonnie.
Jesús Javier Ran Triguero
2º ESO B