RELATO DE UN PIRÓMANO
Me puse a
escribir este relato… Y de repente llegó la noche. Palabras vacías que no
decían nada cuya única razón de existencia era la de rellenar blanquecinos
folios, como si de una fobia al folio blanco se tratase intentaba huir de
ellos. Escribía uno y tenía otro al lado esperando seguir el mismo proceso y yo
no podía decaer, no me podía rendir, hasta que caía rendido en mi cama cansado
y derrotado después de tanto escribir. Siempre me ganaban, supongo que porque
no se pueden llenar folios vacíos con palabras vacías, era como multiplicar
vacío por vacío para que diera entero o lleno, como ocurre en matemáticas
cuando multiplicas menos por menos que da más, pero, como he dicho, eso solo
ocurre en el mundo de los números y signos y no en el de las palabras y los
puntos. Sea como fuere siempre me ganaban y se reían de mí desde mi escritorio
o desde la impresora. Como no funcionaban las tácticas anteriores. Me puse a
escribir este relato… Y de repente llegó la noche.
Parece que
esta táctica tampoco está funcionando, me está costando más de lo normal que
con las palabras vacías. Otro plan he ideado, voy a ver arder esta casa de
papel de la que me siento rehén. Por eso me puse a escribir este relato… Y de
repente todo empezó a arder.
Iker Martínez Beisti. 4ºB
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